EL ARTE DE LA EQUIVOCACIÓN
Y LA EXCELENCIA DEL ERROR
“¿Como me he podido equivocar?, !!1pero que estúpido y tonto
soy!!”, quien no se ha realizado esta pregunta después de una frase, una acción
o una orden ya sea dada o recibida, que no se ha cumplido de forma “correcta”,
o no se ha realizado de la manera considerada o estipulada como idónea.
Cuando esto sucede, hay múltiples reacciones, cada una de
ellas menos efectiva o menos productiva a la anterior, el modo avestruz,
esconder la cabeza bajo tierra y esperar a que en ese preciso instante suenen las
trompetas del “Apocalipsis”, modo pedir perdón hasta conseguir cierto rechazo
al que recibe ese perdón que en ningún momento te ha solicitado, modo pensar en
la vergüenza ajena que has provocado dejando a un lado lo que realmente
importa, ¿te ha dado vergüenza a ti?, ¿realmente ha sido para tanto? y el que
para mi es sin duda el peor el que más daño hace no solo a los demás si no
sobretodo a ti mismo, modo ventilador de basura, “esto no debería ser así, no es
culpa mía, si me hubieran hecho caso, si los demás hubieran hecho su trabajo,
siempre estamos igual, etc.” Es sin duda la peor reacción, la que más muestra
nuestra incapacidad, nuestra frustración, nuestros elementos más oscuros y más
dañinos del cosmos que conforma nuestra personalidad y nuestra mente.
Cuando nos intentamos proteger de un error o fallo con
alguno de los modos anteriormente mencionados,,, malllllllll, muy malllllllll…,
no seamos cortos u obtusos. Hablando ya desde el punto de vista de un animador
sociocultural, el desliz es una oportunidad, debemos tener la suficiente
perspectiva para verlo como tal, es un factor que podemos utilizar en nuestro
favor, la equivocación puede convertirse en nuestra amiga fiel, pues puede dar
paso a un gag, un chiste , una sonrisa , un comentario jocoso, una pirueta, un
gesto, una burla socarrona. Es la oportunidad de poner a prueba nuestro sentido
del humor y hacerlo llegar al resto del grupo, compartir nuestra humanidad,
nuestro defecto y hacerles participe de él con naturalidad, con proximidad. La
excesiva perfección nos retrata como personas frías, distantes, por encima del
bien del mal, fuera de lo terrenal, esto nos aleja, nos coloca como jefes, como
manejadores de ganado. El error no deja de ser lo que es, pero puede ayudarnos
a mostrarnos amigables y lúdicos, no con ello quiero decir que debamos caer en
la dejadez, o en lo burdo y soez, se deben trabajar nuestras puestas en escena,
nuestras argumentaciones.
Opino que no podemos dejar que el castillo de naipes se venga abajo por una carta, más bien debe de ser un conjunto en el que todas las partes pertenecen igualitariamente al entramado y que se complementan sin jerarquía. Incluso puede ser premeditado y calculado ,una caída, una interrupción inesperada, una burla , un mal chiste. No queremos que se nos llame payasos, pero no veo donde está el problema , se que se utiliza esta palabra de forma peyorativa, pero cuanto tenemos que aprender los seres humanos de los clowns y los viejos comediantes, de su alegría y atractivo.
Opino que no podemos dejar que el castillo de naipes se venga abajo por una carta, más bien debe de ser un conjunto en el que todas las partes pertenecen igualitariamente al entramado y que se complementan sin jerarquía. Incluso puede ser premeditado y calculado ,una caída, una interrupción inesperada, una burla , un mal chiste. No queremos que se nos llame payasos, pero no veo donde está el problema , se que se utiliza esta palabra de forma peyorativa, pero cuanto tenemos que aprender los seres humanos de los clowns y los viejos comediantes, de su alegría y atractivo.
Para terminar solo deciros que no rechacéis la bendición
de haber metido la pata, no dejéis escapar ese tren, pues es un recurso, una
herramienta más, en nuestro mundo.
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